El estrés por calor en las ponedoras tiene un gran impacto sobre la productividad y la mortalidad de las aves y es una de las causas más importantes de las pérdidas económicas de muchas de las empresas del sector avícola de puesta.
En la zona termoneutral – el rango de temperaturas dentro del cual las aves pueden perder calor mediante mecanismos básicos como radiación, convección, y conducción – no hay estrés por calor y la temperatura se mantiene constante.
La proporción de calor perdido a través de la radiación, convección y conducción depende de la diferencia de temperatura entre el ave y el ambiente.
Si se superan los límites de la zona termoneutral, la temperatura corporal asciende y comienza el fenómeno de estrés térmico. En este momento, el ave recurre a la pérdida de calor por evaporación, un mecanismo para combatir esta situación a través del jadeo.
Tabla 1. Métodos de Perdida de Calor Sensible y Latente. Anderson, K. 1997
A medida que la temperatura corporal del ave aumenta, el consumo del alimento, crecimiento, eficacia alimenticia, viabilidad, calidad de la cáscara del huevo disminuyen; esto es particularmente severo cuando la temperatura ambiental sube en extremo, ya que la posibilidad de perder calor por medios no evaporativos (pérdida de calor a través de la piel) se reduce notablemente.
Zona térmica neutral. El rango de temperatura en que las aves no necesitan alterar su metabolismo para mantener temperatura corporal.
Rango ideal de temperatura.
Se puede esperar una pequeña reducción en consumo de pienso, pero si el consumo de nutrientes es adecuado, la eficiencia de producción es buena. El tamaño del huevo puede reducirse y la calidad de la cáscara puede sufrir cuando la temperatura se acerca al tope de este rango.
El consumo de alimento se reduce aún más. Las ganancias de peso son menores. El tamaño del huevo y la calidad de la cáscara se deterioran. La producción de huevo usualmente sufre. Procedimientos para el enfriamiento deben iniciarse antes de llegar a este rango de temperatura.
El consumo de alimento se sigue reduciendo. Existe peligro de postración por calor en ponedoras, especialmente las más pesadas y en pico de producción. A estas temperaturas se deben llevar a cabo procedimientos de enfriamiento.
La postración por calor es probable. Se pueden necesitar medidas de emergencia. La producción de huevos y el consumo son reducidos severamente. El consumo de agua es muy alto.
Medidas de emergencia se hacen necesarias para enfriar las aves. La supervivencia es el factor que debe importar a estas temperaturas.
La temperatura efectiva se obtiene de la combinación de la temperatura y de la humedad relativa del aire. Según la conjugación de estos parámetros se puede alcanzar la situación de estrés por calor. El aumento de la humedad del aire a cualquier temperatura aumentará las molestias en el ave y el estrés por calor.
Los productores deben monitorear cuidadosamente la temperatura y la humedad en sus instalaciones.
En un principio, lo más frecuente es que las aves, al tratar de recuperar su equilibrio térmico modifiquen su comportamiento, pudiendo observarse:
Aves con las alas distendidas
Acuclillados en el suelo
Lentitud, letargo
Estupor, tambaleos, convulsiones terminales
Heces húmedas
Aumento del consumo de agua
Descenso del consumo de pienso
Comienzan con jadeos lentos y terminan jadeando muy rápidamente
Desviación de la sangre de los órganos internos a la piel, lo que oscurece el color de la misma
Convulsiones terminales
Incremento de la mortalidad
Las ponedoras afectadas por el estrés por calor ponen huevos de cáscaras muy delgadas debido al desbalance ácido-base de la sangre lo que se traduce en que empiecen a jadear.
Cuando las aves hiperventilan para perder calor corporal, hay una pérdida excesiva de gas CO2 en los pulmones y la sangre. La disminución de gas CO2 en la sangre hace que el pH de la sangre se eleve o se vuelva más alcalino. Esta condición se conoce como alcalosis respiratoria.
El aumento en el pH de la sangre reduce la actividad de la enzima anhidrasa carbónica, lo que resulta en la reducción de iones de calcio y carbonato transferidos de la sangre a la glándula de la cáscara (útero). El aumento de calcio en la dieta no corregirá este problema.
Otro factor que contribuye a cáscaras de huevo delgadas es la disminución del consumo de calcio al bajar el consumo de alimento, y al aumento en la pérdida de fósforo.
Todas estas medidas son más eficaces desde el punto de vista de la prevención, ya que controlar los problemas de estrés térmico una vez desencadenados es muy complicado y las pérdidas económicas pueden tener un gran impacto en la explotación.
Los efectos del estrés por calor pueden disminuirse aplicando un plan integral, la estrategia debe incluir un plan completo de bioseguridad, un plan de manejo de ventilación y manejo del agua en términos de calidad y temperatura y por último un plan de alimentación y de nutrición adecuados.
En la producción avícola actual, el estrés térmico es un problema muy importante que deriva en grandes pérdidas económicas. Por ello, los esfuerzos deben ir destinados a evitar que las condiciones ambientales propicien estas situaciones de estrés térmico y se deberán implantar medidas de manejo, nutricionales o combinaciones de ambas.
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